domingo, 25 de agosto de 2013

Tarta calavera

     Hay veces que te encargan una tarta sin darte demasiadas indicaciones, y es divertido porque eres un poco más libre a la hora de elegir cómo decorarla. Otras veces sin embargo, te piden cosas muy concretas, y tengo que decir que también disfruto haciendo este tipo de encargos porque es más sencillo ya que tienes que calentarte menos la cabeza. Pero es que, además, es bueno hacer cosas distintas, trabajar con la visión de otra persona hace que la nuestra cambie y está bien salirse de la comodidad de lo que "nos gusta" hacer a nosotr@s.


      La tarta que os enseño hoy fue un encargo muy concreto. Me mandaron una foto del casco de una chica y me pidieron que recrease la calavera que llevaba dibujada y su nombre como venía escrito en el casco.

      El casco en sí estaba pintado a trozos de distintos tonos de rosa y morado, por lo que me decidí a darle al fondant que cubría la tarta un efecto "marmolado" en los mismos tonos del casco. Cogí fondant blanco y lo teñí en varios tonos con colorantes de Sugarflair, en concreto utilicé Grape Violet, Claret y Dusky Pink/Wine. Con cada uno de los tres colorantes hice dos tonos distintos, uno más claro y otro más oscuro. Después los junté todos y los mezclé sin que llegase a quedar una mezcla homogénea porque quería que se viesen distintos tonos en la tarta.


       En la foto de arriba podéis apreciar un poco mejor a qué me refiero con el efecto "marmolado" en el fondant. Los colores se mezclan pero evitamos que quede todo uniforme, es interesante que salgan vetas de distintos tonos.

      Para hacer el nombre, imprimí la foto que me habían mandado al tamaño de letra que quería. Después, puse el folio sobre el fondant y, con una esteca puntiaguda, repasé el contorno de las letras para que se marcase sobre el fondant. Si queréis hacer esto, recordad que tenéis que hacerlo antes de que el fondant se seque demasiado porque si no no se marcará. Una vez marcaro el contorno de las letras, sólo queda rellenarlo con colorante negro y un pincel... bueno, y ¡mucho pulso!


     Para hacer la calavera, la técnica es similar. Imprimí la fotografía con la calavera al tamaño deseado. Después recorté la silueta de la calavera y puse la plantilla sobre un trozo de fondant blanco estirado. Con un estilete, recorté la forma de la calavera en el fondant y, por último, pinté los detalles.

 
     Para hacer el lazo utilicé fondant rojo mezclado con un poco de CMC y lo dejé secar un rato para que se endureciese y no perdiera la forma.


      Para hacer las estrellas estiré un trozo de fondant blanco y las corté con un cortador de galletas. Después las pinté con colorante en polvo comestible de color plateado.

     El bizcocho de la tarta era de chocolate y estaba relleno de plátano natural en rodajas y buttercream de merengue suizo con mascarpone con esencia de fresa.


     Aquí os enseño un par de fotos del corte que me mandaron desde la fiesta de cumpleaños.


     Tuve la enorme suerte de que me sobrasen un par de plátanos y algo de buttercream, así que se me ocurrió hacer un brazo de gitano de vainilla y rellenarlo con los restos, y estaba para chuparse los dedos. Así que si os sobra relleno de cualquier cosa, no lo tiréis, seguro que podéis reutilizarlo de alguna manera. Los brazos de gitano son relativamente fáciles de hacer y tienen una presentación divertida que suele gustar a grandes y pequeños.

     Ya se va acabando Agosto y os recuerdo que muuuuuy pronto tendremos por aquí  noticias estupendas. Disfrutad de lo que queda de verano, y también de lo que queda del fin de semana.

Lara

Canción del día: Sweet Child O' Mine - Guns 'N' Roses.           
(¡Qué jovencito estaba Axel! Bueno, y todos claro).







domingo, 18 de agosto de 2013

Receta de cupcakes de cerezas piscineros

     Hoy traigo una receta de minicupcakes de cerezas deliciosos. Muy frescos para estos días de calor, y más con la que parece ser que se avecina para la próxima semana. Son unos minicupcakes de cerezas cubiertos con crema de queso, que es mi favorita. La crema de queso va bien con todo, pero con los bizcochos de frutas queda especialmente bien.
   
     Yo soy una gran amante de la fruta de verano. Las naranjas, manzanas y peras me aburren. Pero en cuanto empiezan las fresas se me ilumina la cara porque justo después vienen la sandía, el melón, los melocotones, las nectarinas y... ¡las cerezas! ¿Cómo resistirse a unas picotas oscuritas y dulces? Pues algo así dentro de un bizcocho no puede si no mejorarlo. 




     Reconozco que lo de deshuesar las cerezas es un poco puñetero, pero ¡merece la pena! Los bizcochos con frutas tienen una jugosidad que es difícil de conseguir sin ellas. Os dejo la receta:

Ingredientes para 12 cupcakes o 40 minicupcakes:

50 ml de aceite de oliva
50 ml de aceite de girasol
150 g de azúcar
180 g de harina
120 ml de leche
1 cucharada de zumo de limón
1 huevo
100 g de cerezas troceadas
2 cucharaditas de bicarbonato


    Como siempre, precalentamos el horno a 160ºC con calor por arriba y por abajo pero sin ventilador. Preparamos las cápsulas de los cupcakes en la bandeja. Preparamos buttermilk mezclando la leche con el zumo de limón y lo dejamos reposar unos 5 minutos. Por otro lado, tamizamos juntos la harina y el bicarbonato y reservamos.
     En un bol, mezclamos el aceite con el azúcar hasta que estén completamente integrados. Añadimos el huevo y batimos hasta que aclare un poco la mezcla. 
     Añadimos la mitad de la mezcla de harina y bicarbonato y lo mezclamos hasta que esté todo bien integrado, pero sin mezclar de más. Agregamos el buttermilk y mezclamos y, por último, añadimos el resto de la harina. Cuando la masa sea homogénea, echamos las cerezas troceadas y removemos bien con una espátula.
     Llenamos las cápsulas con la masa hasta 2/3 de su capacidad. Si horneamos a 160ª los cupcakes no suben demasiado, así que si nos pasamos un poco no hay problema. Horneamos durante 23 minutos o hasta que, al pincharlos con un palillo, éste salga seco. Dejamos enfriar 5 minutos en la bandeja y después los pasamos a una rejilla para que se enfríen del todo. 



Ingredientes para la crema de queso o cream cheese icing:

60 g de mantequilla a temperatura ambiente
150 g de azúcar glas
120 g de queso de untar tipo Philadelphia

     Batimos la mantequilla hasta que aumente un poco de volumen y claree un poco. Añadimos el azúcar glas y batimos despacio al principio hasta que se integre (para no llenar la cocina de polvo dulce) y después subimos la velocidad y batimos durante unos 5 minutos. La mezcla habrá aumentado de volumen y tendrá una textura más esponjosa y un color más claro. Entonces añadimos el queso que ha de estar muy frío (no lo sacamos de la nevera hasta que no lo vayamos a usar) y batimos a velocidad alta durante al menos otros 3 minutos.





     Esta crema con tanto queso es bastante blanda porque además no tiene tanta azúcar como otras, lo que hace que sea menos consistente y más difícil de manejar con la manga pastelera. Con estos calores además se nos reblandece mucho al tener la manga en contacto con las manos. Yo recomiendo que no le echéis más azúcar ni menos queso porque así está mucho más rica. Os costará más trabajar con ella, pero veréis que el resultado es estupendo. 



     Para que sea más fácil de manejar podéis dejarla enfriar en la nevera unos 5-10 minutos antes de usarla y meter las manos en un cuenco con hielo para que no estén tan calientes, que además con estos calores es hasta agradable. En invierno no tendréis tantos problemas para trabajar con ella, pero si sois de manos muy calientes podéis seguir los mismos consejos.


     Pues hasta aquí la entrada de hoy. Espero que estéis disfrutando de piscinas, playas, ríos o incluso fuentes, cualquier cosa para refrescaros en estos días de calor porque, como os decía antes, parece ser que la próxima semana se avecina una ola de calor que nos dejará temperaturas de 40ºC. Disfrutad de lo que queda del domingo y que tengáis un feliz comienzo de semana.

Lara



miércoles, 7 de agosto de 2013

Tarta Orquídeas, positividad, reflexiones, recuerdos y algún truco.

     Soy consciente de que el título de la entrada de hoy es un poco rarito y no creo que sea fácil inferir de él el mensaje que os quiero hacer llegar hoy. Pero estoy convencida de que una vez hayáis leído la entrada lo comprenderéis todo a la perfección.

     Hoy estoy feliz, ¿no os encantan los días en que os sentís felices? Las cosas salen bien, tienes aún un millón de cosas en la cabeza pero ves que al menos vas avanzando y que las cosas se van resolviendo, y eso te llena de positividad. Aunque tengo que decir que, además de los motivos por los que hoy estoy especialmente feliz, simplemente el alejarte un tiempito de Madrid, de las prisas, del estrés, del "maldita-sea-voy-a-llegar-tarde-a-trabajar", de la polución y de los incesantes pitidos de los coches... pues como que te da vidilla. Comprobar que aún hay sitios en los que la gente se para por la calle a saludarse, entras a un bar o a la carnicería o a donde sea y la gente te dice "hola", te hace ver las cosas de otra manera.

     A veces estamos tan metidos en nuestra rutina diaria que no nos damos cuenta de nada de lo que tenemos alrededor, y no lo valoramos. Así que esta entrada de hoy es una apología  de la positividad (mejor aprovechar hoy para escribir algo así porque nunca se sabe cuándo una volverá a tener un buen día), una oda al buen rollo y una invitación a que probéis (sobre todo lo digo para quienes viváis en grandes ciudades, pero el resto no os libráis, ¿eh?) a saludar a la gente que haya esperando antes que vosotros en el centro de salud, o a la de la caja del banco, o al dependiente que os enseña unos pantalones que os van a quedar divinos con ese morenito que habéis cogido estos días. Saludar es un gesto de cortesía que antes se daba por supuesto y ahora parece que se nos ha olvidado lo sencillo que es y cómo puede cambiar el ambiente en el que nos encontremos. Hay algunas preciosas costumbres que es una pena que dejemos que caigan en desuso.

     Sí, no os preocupéis, me doy cuenta de que esta entrada está saliendo un poco cursi, pero es que la tarta que os traigo hoy también lo es. Es sutil y elegantemente cursi, no podréis negarlo.


     Es de aire vintage, como lo de saludar a los extraños. Es curioso cómo, mientras estoy escribiendo, me ha venido a la mente un buen amigo del que hace bastantes años que no sé nada (desgraciadamente perdimos el contacto). Se llama Jorge y es un personaje muy peculiar. Le he recordado porque le gustaba saludar a la gente por la calle, no sé si porque había visto Patch Adams recientemente o porque simplemente era un loco encantador. Era gracioso ver las reacciones de la gente cuando un jovenzuelo de amplia sonrisa y mirada traviesa les decía "¡hola!". La gente iba metida en su día a día y les sobresaltaba que alguien les saludase, y al darse cuenta de que quien les saludaba era un desconocido, muchas veces podías percibir una cierta desconfianza en ell@s.

 
     También recuerdo un día en el que Jorge me llamó a las 4 de la madrugada (de un miércoles) para decirme que yo era una persona muy importante en su vida y que me quería mucho. Me enterneció, no puedo negarlo, pero también me tocó un poco las narices ¡que no tuviese otro momento para decírmelo!. En fin, que como habréis deducido, es una persona especial. 


     Esta tarta para mí también ha sido especial porque he descubierto una paleta de colores que me encanta, que es el gris claro con el melocotón. El naranja es un color que no me gusta demasiado, pero el melocotón... ¿cómo resistirse a un color tan suave que nos evoca una fruta tan apetecible, especialmente en esta época? Creo que esta tarta va a ser la primera de una serie de tartas gris-melocotón. 

     ¿Qué paleta de colores os gusta más a vosotr@s? ¿Os gusta combinar colores fuertes o sois más de colores pastel?

 

     He visto en las búsquedas de google que os llevan a mi blog que much@s buscáis "cómo pegar cinta de tela al fondant", así que voy a contaros cómo lo hago yo. En esta tarta por ejemplo, utilicé una cinta de tela finita en la base para terminarla. La verdad es que ahora mis bordes quedan casi perfectos (gracias a leer mucho sobre el tema y practicar mucho sobre todo), pero aún así me gusta ponerlas porque le dan un aire distinto, parece que si no ponemos una cinta o un detalle de fondant o de glasa en la base la tarta está como inacabada.

     Pues bien, para mí lo más sencillo es simplemente utilizar agua: humedecemos un pincel en agua y con él pintamos todo el borde de nuestra tarta (pintamos del ancho de la tira, porque si mojamos el fondant que no va a ir tapado se nos quedará una mancha). Una vez lo hayamos pintado entero, cogemos nuestra cinta que habremos cortado previamente de una longitud 2 cm mayor que el perímetro de nuestra tarta y la pegamos con el borde inferior tocando la base sobre la que reposa la tarta. Y después simplemente la vamos pegando mientras giramos la tarta para que quede bien igualada. 

     Sin embargo, en ocasiones la cinta de tela la ponemos cuando hace ya un rato que forramos la tarta de fondant, y éste se ha quedado seco por la superficie. Si el fondant está seco e intentamos pegar la tela sólo con agua no funcionará. En estos casos, yo tengo dos opciones.

     

     La primera es utilizar la misma crema que haya usado para rellenar o cubrir la tarta, que puede ser un buttercream, o un ganache o incluso mermelada. Ha de ser algo pegajoso. 

     La otra opción, que es preferible si vuestra cinta es de un color claro para evitar que se manche mucho la tela, es utilizar pegamento comestible. Yo en casa no tengo pegamento comestible, pero sí tengo CMC que utilizo para que el fondant se endurezca. Una forma de hacer pegamento comestible casero es coger un culín de agua, o incluso menos, un taponcito, y añadirle como un cuarto de cucharadita de CMC. Lo mezclamos bien y se quedará de una consistencia parecida a la de la cola blanca, pero transparente. Podemos utilizarlo para pegar la cinta de tela a nuestro fondant, o también para pegar figuritas de fondant, o pegar cualquier cosa que queramos. Es algo muy rápido y que nos saca de cualquier apuro.

 

     Pensad de la siguiente manera a la hora de pegar:

fondant húmedo + fondant húmedo = agua (e incluso se puede pegar sin nada, sólo presionando las dos superficies juntas)

fondant húmedo + fondant seco = agua

fondant seco + fondant seco = buttercream, ganache, mermelada, merengue o pegamento comestible

fondant húmedo + tela = agua

fondant seco + tela = buttercream, ganache, mermelada, merengue o pegamento comestible

     Con estas sencillas reglas no tendréis problemasde posibles caídas de decoraciones.

 

     Espero que os sirvan estos pequeños consejos y que no se os caigan nunca las decoraciones que tanto tiempo os lleva preparar.

     Os adelanto que en breve habrá cambios por aquí, así que estad atent@s. ¡Feliz jueves!

Canción del día : She's so lovely - Scouting for girls (canción para poneros una sonrisa en la cara jejeje).