Soy consciente de que el título de la entrada de hoy es un poco rarito y no creo que sea fácil inferir de él el mensaje que os quiero hacer llegar hoy. Pero estoy convencida de que una vez hayáis leído la entrada lo comprenderéis todo a la perfección.
Hoy estoy feliz, ¿no os encantan los días en que os sentís felices? Las cosas salen bien, tienes aún un millón de cosas en la cabeza pero ves que al menos vas avanzando y que las cosas se van resolviendo, y eso te llena de positividad. Aunque tengo que decir que, además de los motivos por los que hoy estoy especialmente feliz, simplemente el alejarte un tiempito de Madrid, de las prisas, del estrés, del "maldita-sea-voy-a-llegar-tarde-a-trabajar", de la polución y de los incesantes pitidos de los coches... pues como que te da vidilla. Comprobar que aún hay sitios en los que la gente se para por la calle a saludarse, entras a un bar o a la carnicería o a donde sea y la gente te dice "hola", te hace ver las cosas de otra manera.
A veces estamos tan metidos en nuestra rutina diaria que no nos damos cuenta de nada de lo que tenemos alrededor, y no lo valoramos. Así que esta entrada de hoy es una apología de la positividad (mejor aprovechar hoy para escribir algo así porque nunca se sabe cuándo una volverá a tener un buen día), una oda al buen rollo y una invitación a que probéis (sobre todo lo digo para quienes viváis en grandes ciudades, pero el resto no os libráis, ¿eh?) a saludar a la gente que haya esperando antes que vosotros en el centro de salud, o a la de la caja del banco, o al dependiente que os enseña unos pantalones que os van a quedar divinos con ese morenito que habéis cogido estos días. Saludar es un gesto de cortesía que antes se daba por supuesto y ahora parece que se nos ha olvidado lo sencillo que es y cómo puede cambiar el ambiente en el que nos encontremos. Hay algunas preciosas costumbres que es una pena que dejemos que caigan en desuso.
Sí, no os preocupéis, me doy cuenta de que esta entrada está saliendo un poco cursi, pero es que la tarta que os traigo hoy también lo es. Es sutil y elegantemente cursi, no podréis negarlo.
Es de aire vintage, como lo de saludar a los extraños. Es curioso cómo, mientras estoy escribiendo, me ha venido a la mente un buen amigo del que hace bastantes años que no sé nada (desgraciadamente perdimos el contacto). Se llama Jorge y es un personaje muy peculiar. Le he recordado porque le gustaba saludar a la gente por la calle, no sé si porque había visto
Patch Adams recientemente o porque simplemente era un loco encantador. Era gracioso ver las reacciones de la gente cuando un jovenzuelo de amplia sonrisa y mirada traviesa les decía "¡hola!". La gente iba metida en su día a día y les sobresaltaba que alguien les saludase, y al darse cuenta de que quien les saludaba era un desconocido, muchas veces podías percibir una cierta desconfianza en ell@s.
También recuerdo un día en el que Jorge me llamó a las 4 de la madrugada (de un miércoles) para decirme que yo era una persona muy importante en su vida y que me quería mucho. Me enterneció, no puedo negarlo, pero también me tocó un poco las narices ¡que no tuviese otro momento para decírmelo!. En fin, que como habréis deducido, es una persona especial.
Esta tarta para mí también ha sido especial porque he descubierto una paleta de colores que me encanta, que es el gris claro con el melocotón. El naranja es un color que no me gusta demasiado, pero el melocotón... ¿cómo resistirse a un color tan suave que nos evoca una fruta tan apetecible, especialmente en esta época? Creo que esta tarta va a ser la primera de una serie de tartas gris-melocotón.
¿Qué paleta de colores os gusta más a vosotr@s? ¿Os gusta combinar colores fuertes o sois más de colores pastel?
He visto en las búsquedas de google que os llevan a mi blog que much@s buscáis "cómo pegar cinta de tela al fondant", así que voy a contaros cómo lo hago yo. En esta tarta por ejemplo, utilicé una cinta de tela finita en la base para terminarla. La verdad es que ahora mis bordes quedan casi perfectos (gracias a leer mucho sobre el tema y practicar mucho sobre todo), pero aún así me gusta ponerlas porque le dan un aire distinto, parece que si no ponemos una cinta o un detalle de fondant o de glasa en la base la tarta está como inacabada.
Pues bien, para mí lo más sencillo es simplemente utilizar agua: humedecemos un pincel en agua y con él pintamos todo el borde de nuestra tarta (pintamos del ancho de la tira, porque si mojamos el fondant que no va a ir tapado se nos quedará una mancha). Una vez lo hayamos pintado entero, cogemos nuestra cinta que habremos cortado previamente de una longitud 2 cm mayor que el perímetro de nuestra tarta y la pegamos con el borde inferior tocando la base sobre la que reposa la tarta. Y después simplemente la vamos pegando mientras giramos la tarta para que quede bien igualada.
Sin embargo, en ocasiones la cinta de tela la ponemos cuando hace ya un rato que forramos la tarta de fondant, y éste se ha quedado seco por la superficie. Si el fondant está seco e intentamos pegar la tela sólo con agua no funcionará. En estos casos, yo tengo dos opciones.
La primera es utilizar la misma crema que haya usado para rellenar o cubrir la tarta, que puede ser un buttercream, o un ganache o incluso mermelada. Ha de ser algo pegajoso.
La otra opción, que es preferible si vuestra cinta es de un color claro para evitar que se manche mucho la tela, es utilizar pegamento comestible. Yo en casa no tengo pegamento comestible, pero sí tengo CMC que utilizo para que el fondant se endurezca. Una forma de hacer pegamento comestible casero es coger un culín de agua, o incluso menos, un taponcito, y añadirle como un cuarto de cucharadita de CMC. Lo mezclamos bien y se quedará de una consistencia parecida a la de la cola blanca, pero transparente. Podemos utilizarlo para pegar la cinta de tela a nuestro fondant, o también para pegar figuritas de fondant, o pegar cualquier cosa que queramos. Es algo muy rápido y que nos saca de cualquier apuro.
Pensad de la siguiente manera a la hora de pegar:
fondant húmedo + fondant húmedo = agua (e incluso se puede pegar sin nada, sólo presionando las dos superficies juntas)
fondant húmedo + fondant seco = agua
fondant seco + fondant seco = buttercream, ganache, mermelada, merengue o pegamento comestible
fondant húmedo + tela = agua
fondant seco + tela = buttercream, ganache, mermelada, merengue o pegamento comestible
Con estas sencillas reglas no tendréis problemasde posibles caídas de decoraciones.
Espero que os sirvan estos pequeños consejos y que no se os caigan nunca las decoraciones que tanto tiempo os lleva preparar.
Os adelanto que en breve habrá cambios por aquí, así que estad atent@s. ¡Feliz jueves!